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Historia de Villapalacios. Temas.
Cambio de nombre de las calles tras la Guerra Civil

 

24 de enero de 2010. Por José Ángel Montañés Bermúdez. Actualizado el 21 de septiembre de 2019.

019. Por José Ángel Montañés Bermúdez

A lo largo de la historia la sociedad ha tenido la necesidad de utilizar sistemas de referencia para orientarse en los lugares en los que ha vivido. La costumbre y la tradición fue dotando a las vías y plazas de los pueblos y ciudades con apelativos populares que eran fácilmente reconocibles por todos, respondiendo a criterios prácticos y funcionales, ya que la mayoría hacían referencia a lo que la caracterizaba: una construcción relevante como una iglesia o un monasterio, la ubicación de una planta o árbol característico, o cualquier incidencia de la vía servía para darle nombre. En Villapalacios, el caso más representativo es la calle llamada de "los Charcos", que ha sobrevivido hasta hoy y que haría referencia a la numerosa agua que se acumulaba en ella tras la lluvia. También era normal que el lugar o vía acabaran teniendo el nombre del oficio que predominara en ella.

Que había una preocupación en Villapalacios por rotular y nombrar las calles lo demuestra que en la reunión del consistorio celebrada el 10 de octubre de 1897, con el alcalde Eugenio Linares a la cabeza, el único punto del día fue acordar entre todos pagar 24 pesetas a Carmelo Inarejos por los trabajos de rotulacion de calles y plazas y numeración de los edificios de esta villa y su jurisdición. Eso sí, con cargo al capítulos de "imprevistos" del presupuesto anual.

Lo que no era normal, según lo que han trabajado este tema, era que apareciera en el nomenclátor de los lugares el nombre de personas. Pero con el tiempo, la administración en el poder vio en los nombres de las calles un "arma" de propaganda muy rentable que permitía difundir sus ideales y honrar la memoria de sus prohombres. Por eso, cada cambio político ha estado acompañado de cambios en la denominación de las calles. En España, los más relevantes han sido los fechados a partir de 1869 con el inicio del Sexenio Revolucionario, los cambios de 1931 con la llegada de la II República, los iniciados tras el levantamiento que acabó con la formación del estado franquista a partir de 1939 y, por último, los que se vivieron tras la restauración de la democracia a finales de los años setenta del siglo XX.

El 6 de septiembre de 1924, en una sesión extraordinaria del Ayuntamiento de Villapalacios, se decide poner a la plaza pública el nombre de Plaza del General Primo de Rivera, y a la calle de los Charcos, el de calle de Ramón y Cajal. La comisión "por unanimidad" acordó también que "por el señor alcalde [Pedro Rodríguez Pajares] se adquieran dos placas para colocarlas en mencionadas plaza y calle, cuyo importe se abonará del capítulo de imprevistos". El consistorio también acordó adquirir una bandera nacional y "cinco colgaduras para ondearlas los días de gala y fiestas nacionales cuyo importe se abonará al capítulo de imprevistos". Es de hacer notar que la actual calle Ramón y Cajal no es ahora el nombre de la popular calle de los Charcos, sino de la que la cruza por su parte superior y que desemboca en la Plaza Mayor.

 

Cambios en septiembre de 1924  
Plaza Pública Plaza del General Primo de Rivera
Calle de los Charcos Calle de Ramón y Cajal

 

El 9 de mayo de 1931, en un nuevo pleno municipal, el consistorio decide cambiar el nombre de las principales calles: "como merecido homenaje y para perpetuar así la memoria de los Ilustres hombres sacrificados al servicio de la libertad". Los cambios fueron los siguientes: la Plaza Pública pasó a llamarse Emilio Castelar, la calle del Ojeado: Capitán Galán, la calle de los Charcos, Arturo Cortés. La calle del Currucote pasó a llamarse de García Hernández. El acuerdo estableció también que la alcaldía debía de "las placas con cargo al capítulo de Imprevistos del vigente presupuesto". Se trataba de homenajear a personajes vinculados con la Primera República; algunos de ellos, como Fermín Galán y Ángel García Hernández, considerados auténticos héroes por haberse sublevado contra la monarquía y haber sido fusilados poco tiempo antes, en diciembre de 1930. Otros, como Arturo Cortés, un activo político albaceteño promotor de Acción Republicana y de Alianza Republicana.

 

Nombre hasta 1931 Nombre desde mayo 1931 Nombre actual
Plaza Pública del General Primo de Rivera Plaza de Emilio Castelar Plaza Mayor
Calle del Ojeado Calle Capitán Galán Calle del Ojeado
Calle de los Charcos Calle de Arturo Cortés Calle de los Charcos
Calle del Currucote Calle de García Hernández Calle del Currucote

 

Tras la victoria del ejército de Franco y el fin de la guerra en 1939 el nombre de las principales calles de todas las poblaciones cambió. La nueva situación distinguía entre buenos y malos españoles, entre traidores y salvadores. Por tanto, la construcción del nuevo estado iba a estar acompañada de una labor de limpieza sin precedentes. Según los especialistas, el régimen llevó a cabo la reforma más radical del nomenclátor convertido en un instrumento de legitimación política. “España”, “Generalísimo Franco”, “General Primo de Rivera” y “18 de julio” pasaron a copar las principales calles de pueblos y ciudades. En el callejero se proyectaba el poder, y por eso, se realizaba una jerarquía: a mayor importancia de la figura que se quiera recordar o venerar, le correspondía una vía pública más importante.

Villapalacios no fue una excepción, y en fecha tan temprana como el 8 de mayo de 1939, la comisión gestora, con Pedro José Hinarejos a la cabeza, acuerda cambiar el nombre de las calles “ya que suponen un desprestigio y vejación para nuestro régimen”, según afirma el acta municipal.

 

Las calles que cambian en esa ocasión son sólo 4:

Nombre hasta 1939 Nombre desde 1939 Nombre actual
Calle Capitán Galán Calle de Calvo Sotelo Calle del Ojeado
Calle Arturo Cortés Calle del General Mola Calle de los Charcos
Calle de García Hernández Calle del General Sanjurjo Calle del Currucote
Entrada del pueblo Avenida José Antonio Avenida de la Constitución

Se trata, como se puede ver en el mapa de más abajo, de cuatro de las “arterias” principales de entrada al pueblo: los accesos a este lugar. Sin embargo, no se cambió de nombre el centro neurálgico, donde está situado el Ayuntamiento y la iglesia, que continuará con el nombre anterior de "Plaza Mayor".

Así permaneció hasta el año 1950 en el que un nuevo acuerdo municipal cambió radicalmente el nombre de la mayoría de las calles del pueblo. El 30 de abril de 1950, según recoge el Libro de Actas de 1949 a 1951 del Archivo Municipal de Villapalacios, los representantes municipales: el alcalde Sisenando Pajares Resta y los concejales Miguel Resta, Gregorio Resta, Jesús Quijano, José Quijano, Serafín Medina, Victoriano Montañés, Amador Rodríguez y Edelmiro Pajares acuerdan por unanimidad "visto la circular nº 250 del Instituto Nacional Estadística" cambiar el nombre de 19 calles y plazas de esta población y lo hacen en la forma siguiente:

 

Nombre hasta 1950 Nombre a partir de 1950 Nombre actual
Plaza Mayor Plaza del Caudillo Plaza Mayor
Calle Palacios Calle de los Condes de Paredes Ídem
Placeta del Castillo Plaza de San Cristóbal Ídem
Ronda del Castillo Calle de Colón Ídem
Calle Castillo Calle de Daoíz y Velarde Calle Castillo
Calle de la Plaza Calle de Donoso Cortés Calle de la Plaza
Calle Alamillo Calle de Cervantes Ídem
Calle Yedra Calle de Ramón y Cajal Ídem
Calle Ancha Calle de Isaac Peral Ídem
Calle Campanas Calle del Venerable Hermano Francisco Ídem
Calle Gitana Calle de Quevedo Ídem
Calle de Barrios Nuevos Calle del Gran Capitán Calle de Barrio Nuevo
Travesía de Valencia Calle de Lope de Vega Ídem
Calle Aire Calle de Hernán Cortés Ídem
Calle Monjas Calle del Cardenal Cisneros Calle Monjas
Calle Gabinete Calle de Luis Vives Ídem
Calle del Jardín de Don José Rodríguez Calle de Calderón de la Barca Ídem
Calle Nueva Agradarla a la calle del Pozo Ídem
Nueva Glorieta Glorieta del Teniente Casado Parque de la Glorieta


En el gráfico se puede ver un plano de las calles de Villapalacios a partir de esta fecha.

 

gráfico calles desde 1950



NOTA: La realización del mapa se ha hecho en función de los nombres actuales de las calles. Sin embargo, tenemos dudas.
Por ejemplo, la calle Ancha, si es la actual Isaac Peral, en realidad es una de las calles más estrechas de la localidad. Tampoco, que la llamaba "Travesía de Valencia" sea una pequeña calle que muere al final del pueblo

 

Los primeros nombres que conocemos de las calles de Villapalacios son de mediados del siglo XVIII. Hasta esa fecha, las referencias que aparecen en la documentación se hacen con respeto a el nombre de los propietarios de las casas contiguas o con la denominación genérica de "las calles públicas", sin especificar nombre concreto. La primera relación de la que nosotros tenemos constancia es de 1752, con motivo del famoso Catastro de la Ensenada que realiza un censo de todas las propiedades urbanas y rústicas y que hace un inventario de las casas que hay en la localidad por calles. La relación que aparece es la siguiente: "Calle Ancha", "Calle Alamillo", "Barrio el Moral", "Calle de los Charcos", "Calle Ojeado", "Calle Palacio", "Calle de la Plaza", "Plaza Pública" y "Calle de Serofa y Toledilla".

Como vemos, muchos de los nombres han sobrevivido hasta nuestros días, como el de la "calle de los Charcos" y la "del Ojeado", pero nos sorprenden otros, como los de "Serofa y Toledilla" o los del "Barrio del Moral", que han desaparecido actualmente.

En el siglo XIX, sabemos que el 29 de marzo de 1857, al realizar el padrón de la localidad, los miembros de la junta municipal acuerdan pasar a recoger las cédulas por las calles del pueblo. En ese momento, aparecen relacionadas las siguientes calles: "Alamillo", "Palacio", "El Castillo", "Las Campanas", "Callejón del Barrio del Moral", "Ancha", "Currucote", "Charcos", "de la Yedra", "de la Plaza", "del Ojeado", y "Plaza Pública", por lo que, a los nombres que ya existían un siglo antes, se incorporan otros nuevos. Cuarenta años después, el 10 de octubre de 1897, es cuando el Ayuntamiento le paga a Carmelo Hinarejos 24 pesetas por trotular calles y plazas y numerar las casas de esta villa.

El actual nomenclátor de Villapalacios es fruto del devenir histórico. Los nuevos nombres acuñados para las calles de la localidad en 1939 obedecían, sin duda, a la idea de honrar a los cabecillas del ejército nacional que habían protagonizado el golpe que acabó con el poder de la República. En el caso de los cambios de 1950 fue diferente. Excepto en dos casos, todos los nuevos nombres se refieren a personajes de importancia histórica y científica que habían marcado un hito en el pasado, pero nada tenían que ver con la política de entonces. En ese momento, los nombres populares por los que desde siempre se conocían las calles: yedra, alamillo, campanas, castillo, gabinete, aire, gitana o ancha, dejaron paso a nombres como "calle Cervantes", "calle Lope de Vega", "calle Colón", "calle Gran Capitán", "calle Ramón y Cajal", "calle Daoíz y Velarde", etcétera. Fueron excepción el nombre de la plaza pública, que pasó a llamarse "del Caudillo" y la nueva glorieta que se había construido en la zona del mirador del castillo y que pasó a llamarse "Glorieta del Teniente Casado" en honor de un teniente de la Guardia Civil que se instaló en Villapalacios tras la guerra y que, según todo el mundo recuerda, se caracterizó por aplicar la normativa vigente con mano dura.

Al final de la dictadura, muchos de los nombres que durante 40 años coparon la mayoría de las calles de todos las poblaciones de España fueron desapareciendo. En el caso de Villapalacios, las cuatro grandes calles que en 1939 perdieron su nombre por el de generales y políticos afines al franquismo, cambiaron su nombre. Pero no por el que tenían antes, sino por los nombres populares por las que eran conocidas desde siempre: "Calle del Ojeado", "calle del Currucote" y "calle de los Charcos". Mientras, la Avenida José Antonio, puesta en honor del fundador de la Falange, daba paso a los nuevos aires que dió la aprobación de la nueva Carta Magna y se empezó a llamar "Avenida de la Constitución".

En el caso de las calles que cambiaron su nombre en 1950, la inmensa mayoría, 13 de 19, han conservado su nombre. Las otras seis recuperaron el que tenían con anterioridad del conflicto bélico. Es el caso de la calle dedicada a Daoíz y Velarde, dos guerrilleros de la guerra de la independencia de 1808 contra el ejército francés; la de Donoso Cortés, un político y literato del siglo XIX; la calle del Gran Capitán, navegante de fama durante el reinado de los reyes católicos, y por lo tanto no tenía nada que ver con la pasada guerra; la del Cardenal Cisneros, confesor de la reina católica y fundador de la universidad de Alcalá; la plaza del Caudillo que recuperó su anterior nombre de Plaza Mayor y la glorieta del Teniente Casado, cuyo triste recuerdo estropearía las actividades a las que ahora se dedica el lugar: a parque infantil donde los más pequeños juegan inocentemente y a mirador de la sierra de Alcaraz en su camino hacia Andalucía. Uno de los mejores espectáculos de los que se puede disfrutar en Villapalacios.

 

 

callejero actual

Clica sobre la imágen y verás el callejero actual de la localidad.

 

 

ffff EL APUNTE
La reunión celebrada el día 30 de abril de 1950, en la que se tomó la decisión de cambiar el nombre a 19 calles y plazas de la población, tuvo otros temas de interés, que tampoco son baladíes.

Reunidos los miembros del consistorio: Jesús Quijano, Edelmiro Pajares, Gregorio Resta, Amador Rodríguez, Félix José Montañés, José Joaquín Quijano, Victoriano Montañés, Miguel Resta y Serafín Medina, en el salón de actos del ayuntamiento con el alcalde Sisenando Pajares Resta a la cabeza, y tras aprobar la reunión anterior y leer los boletines oficiales de la provincia como es habitual, realizaron los siguientes acuerdos:



- Se aprobó la liquidación del presupuesto  ordinario del año anterior de 1949, en el que había resultado un superávit e 15.522,01 pesetas.
- Se aceptó, por unanimidad, la compra del reloj para el edificio del Ayuntamiento a Manufacturas Blasco de Roquetas, tras examinar las diferentes propuestas presentadas. El coste pactado es de 35.654 pesetas, a pagar en diez anualidades.
- Tras ser aceptada por el Gobernador Civil de la Provincia la celebración de la feria agrícola en la localidad, entre los días 15, 16 y 17 de septiembre, se mandó imprimir carteles anunciando la feria agrícola con coste al presupuesto de la localidad.
- Se adjudica a Eleuterio Montano López el aprovechamiento de las aguas sobrantes del pilar de la plaza del Caudillo en la cantidad de 750 pesetas y a José Julián González Molina en 250 pesetas el aprovechamiento de las aguas sobrantes del pilar de la calle de Calvo Sotelo, ambas por el año actual.
- Por último, se decidió cambiar el nombre de las calles más importantes de la localidad.

No cabe duda que las medidas aprobadas tenían una aplicación inmediata. En el acta de la reunión donde se tenía que aprobar ese cambio de nombre de las calles, ya se emplea la nueva terminología del nomenclátor, como se puede comprobar cuando se sitúan los dos pilares de la plaza del Caudillo (antigua plaza Mayor) y la de la calle Calvo Sotelo (hasta ese día Capitán Galán).

 

 

 

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