Historia de Villapalacios. Temas.
Presentaciones del libro Entre espadas y crucifijos, sobre Villapalacios en el siglo XVI y cuatro de sus personajes más destacados
Desde el martes 16 de agosto de 2022 está a la venta Entre espadas y crucifijos. Cuatro personajes de la historia de la España del siglo XVI vinculados con Villapalacios (Albacete), en el que se repasa la biografía de dos militares de espada como son Rodrigo Manrique y Jerónimo de Aliaga y dos religiosos que llevaron la religión por bandera: Luis Manrique de Lara y Francisco Pascual (Hermano Francisco del Niño Jesús). Son cuatro personajes que nacieron, vivieron o murieron en esta población en la segunda mitad de ese siglo, después de protagonizar importantes hechos a lo largo de sus vidas e influir en personajes de la talla de Carlos V, Felipe II, Santa Teresa de Jesús y Francisco Pizarro.
En el libro también se intenta reconstruir cómo era la vida de los villapalacenses de ese momento: qué pensaban y en qué creían, que compraban y vendían; como eran sus casas y los edificios públicos que ahora han desaparecido y cómo se organizaban social, económica y políticamente.
Para adquirirlo, escribir al correo entreespadasycrucifijos@gmail.com y tendréis información de dónde y cómo poder comprarlo.
Hasta la fecha, el libro se ha presentado en dos ocasiones.
La primera en Vilapalacios, el día 19 de agosto en el Salón Parroquial de Villapalacios, ante más de un centenar de personas. Para todos los que no pudisteis ir, reprodujo las palabras que pronuncié tras la introducción de Maria Dolores López, bibliotecaria de Villapalacios, y el alcalde de la localidad, José Ángel Rodríguez.
Es para mí un placer estar hoy con vosotros para presentar mi libro. Muchas gracias el apoyo
a lo que hago desde hace años. No hay mejor premio que sentirse arropado por vosotros.
Desde el pasado 1 de abril estoy prejubilado. Un cambio de vida radical, que ha supuesto dejar de hacer un trabajo que me ha dado muchas alegrías: el periodismo, pero que me permite disponer del 100% del tiempo para hacer lo que más me gusta.
No creo en las casualidades, pero este libro comenzó a escribirse, hace más de cuatro décadas, por una casualidad: en el verano de 1979, con apenas 17 años, durante una de las vacaciones que pasábamos aquí en casa de mi tía Caridad con mis primas Maria y Cari, estaba leyendo un libro. Y mi tío Florencio me preguntó...“¿Qué lees?”. “Unos poemas que le dedicó Jorge Manrique a su padre Rodrigo Manrique después de muerto”.
Y mi tío, sin dudarlo, me dijo: “Ahí, en el cementerio hay una tumba de uno de esos Manrique”. Y me contó que hacía unos diez años, en la apertura de una nueva fosa había aparecido la lápida escrita de arriba abajo, sepultada bajo unos centímetros de tierra y girada del resto de tumbas. Por supuesto, fui a verla y mi vida cambió.
Al acabar el bachillerato me apunté en la facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona. Y lo hice pese a los consejos de mi padre Tomás de que no lo hiciera. “Jose, con la historia no te vas a poder ganar la vida”, me decía él que se pasaba las horas, en sus ratos libres, leyendo los ocho tomos de la Historia de España de Salvat y se sabía, de pe a pa, las interioridades de dinastías de reyes y emperadores con el pedazo de memoria que tenía, que lamentablemente no heredé.
Pese a que comencé a trabajar a finales de 1982 en el diario EL PAIS en Barcelona, primero en el archivo, y luego como redactor de cultura especializado en Arte y Patrimonio, mi interés por el pasado de este pueblo siguió. Todos los trabajos que hice durante la carrera tenían que ver con Villapalacios y su comarca.
Si era historia medieval yo hacía un trabajo de la Reconquista de Alcaraz y su alfoz y le encargaba que me hicieran las fotografías para ilustrarlo a mis amigos Angel Luis, Juampe, María y Luisa. Me pusieron un 10.
La casualidad o no, hizo que una de las muchas tardes que pasaba en casa de Francisco y Argelia con sus hijos Rafa, Mila y Maria, Francisco dijera: “María tráele a Jose la carpeta que hay en el escritorio de arriba, con las Relaciones topográficas fotocopiadas; un documento que yo en ese momento no conocía y que ahora, en este libro, es fundamental.
Casualidad o no, es que, yo, que no soy muy religioso, me llevara bien con don Miguel y me dejara los libros de la iglesia antes de que se los llevaran al Archivo Diocesano para que los fotocopiaran los mormones. Con ellos entré de cabeza en la realidad cotidiana de los villapalacenses, desde que este pueblo es pueblo, además de poder hacer el árbol genealógico de siete generaciones de Montañés que me sirvió para otra buena nota en cuatro de carrera.
Casualidad o no, fue que, a finales de los setenta, durante la última gran reforma de la iglesia, fueran a parar a la caja fuerte del Ayuntamiento, dos libros con las actas capitulares del Señorío de las Cinco Villas y del Concejo de Villapalacios entre los siglos XVI al XIX. Unos libros que pude consultar y tomar notas.
Ya no había marcha atrás. Siempre que tenía días libres y vacaciones en mi trabajo los dedicaba a visitar archivos en Alcaraz, Albacete, Madrid, Valladolid, Sevilla, Toledo, Barcelona y Perú, en busca de nuevos documentos sobre Villapalacios y su pasado.En 1997 publiqué en la revista Albasit, el estudio de la famosa lápida que me dio a conocer mi tío Florencio. Y eso llevó que la losa se trasladar a Albacete para ser restaurada y luego devuelta a esta localidad.
En el 2000 presenté en el II Congreso de Historia de Albacete, un trabajo sobre Luis Manrique, con la primera biografía de un cura de Riópar y Villapalacios que acabó siendo capellán y limosnero mayor de Felipe II y uno de los hombres de confianza de este monarca, el más poderoso de la tierra en ese momento.
A finales del año 2007, tuve la necesidad dar salida a la documentación que había reunido esos años. Aprendí algo de programación, registré un dominio en internet y creé la página web historiadevillapalacios.es. Desde entonces, he escrito más de 150 entradas con temas, documentos, personajes, imágenes, noticias y apuntes de historia de Villapalacios, desde el siglo II al siglo XX; desde la lápida romana encontrada en 1944 en el lugar conocido como “Prao Alcaraz”, hasta el premio que recibió Villapalacios en 1976 por ser el más bello de la provincia. Cada año tiene miles de seguidores desde puntos increíbles del planeta.
Años después abrí un perfil en Facebook con la intención de dar a conocer a todo el mundo historias de la historia de este pueblo. Tenía claro que esta información tenía que llegar a cuantas más personas mejor. En la actualidad tiene 1.443 seguidores, casi tres veces más que habitantes censados hay en Villapalacios.
Siempre he creído que los documentos son la base para poner conocer el pasado de este y de cualquier lugar del mundo. Eso no ha impedido que, a lo largo de los años, haya hablado con muchos de vosotros, con vuestros padres y con vuestros abuelos, para que me contaran sus vivencias o lo que a ellos les había contado. Y en muchos casos, como si se tratara de un relato de realismo mágico de Garcia Márquez, los documentos del pasado y los testimonios del presente han coincidido, pese a estar separados más de seis siglos.Como cuando hablé con Ismael Gallego en 2004 para que me contara su larga experiencia como sacristán y recordara que, en uno
de los altares, quizá en el de la Virgen del Rosario, se conservaban, en una arqueta de plata, reliquias de una de las 11.000 vírgenes que murieron con Santa Úrsula en el siglo VI, algo aparentemente increíble, pero que corroboraba, sin saberlo, lo que había dicho sus convecinos siglos antes en las Relaciones Topográficas: que Bernardino Manrique, nacido aquí, había traído de Flandes uno de los cráneos de estas pobres muchachas, veneradas en toda Europa desde la Edad Media. Unos restos que, como muchas otras cosas, desaparecieron durante la Guerra Civil.
También, coincide lo que mi tío Ismael Montañés, gran contador de historias, como su hermano Juan, Juanillo, me contó que de jóvenes iban en romería a San Blas, al menos uno de cada casa; algo que pude leer, muchos años después, en un documento del siglo XVI, dentro de los votos que esta población tenía con sus santos para evitar males como la langosta, la peste o la sequía.
¡Gracias a todos los que me habéis abierto vuestras casas y me habéis contado vuestras historias! Este libro es tan vuestro como mío.
Cuando comentaba ente mis conocidos que estaba escribiendo este libro, me decían: “Este tiene un interés más para los de tu pueblo”. Pero no es verdad. Este libro muestra la importancia de la
documentación, su conservación y su estudio, para poder llegar a conocer el rico pasado de pequeños pueblos como el de Villapalacios, que sufren la despoblación, pero que tienen una gran
historia, llena de personajes importantes que jugaron un papel destacado en la historia de un país, y de todo un imperio.
No voy a extenderme en las biografías de los cuatro personajes que trato en el libro, dos militares: Rodrigo Manrique y Jerónimo de Aliaga, que lucharon en Europa y América para Carlos V y Felipe II y dos religiosos: Luis Manrique y Francisco Pascual, más conocido
como Hermano Francisco del Niño Jesús, que llevaron la fe cristiana por bandera. De ahí el titulo del libro.
También intento reconstruir cómo era nuestro pueblo hace seis siglos, buscando saber cómo vivían y qué les preocupada entonces.En qué creían y en qué temían. Qué productos compraban, qué vendían y qué comían. Cómo eran sus casas y sus edificios; algunos de ellos desaparecidos. Como la fortaleza-castillo dedicado a San Miguel que tenía cuatro torreones y una plaza interior con capacidad
para correr los toros. O el hospital dedicado a Santa Úrsula, cuyo recuerdo tan solo queda en el nombre de una de las calles.
En el libro también se explica cómo la vida diaria estaba regulada por unas ordenanzas en las que se establecían las normas de convivencia y las actividades económicas de obligado cumplimiento: Cómo había que regar o dónde se podía pastar con el ganado, según
los meses del año; las obligaciones de las autoridades del concejo, los precios de lo que se compraba y vendía y toda una serie de medidas de higiene público, que sorprenden por su precisión. Tanto, como saber que en Villapalacios había esclavos, vinculados con los
miembros de los condes de Paredes que formaban parte de su casa junto con las personas de confianza y un amplio número de criados. Unas personas de las que conocemos sus nombres porque afloran en los testamentos de estos personajes cuando les conceden algún
legado y, sobre todo, la ansiada libertad.
Este libro no es el primero que se ha escrito sobre Villapalacios y su historia. Existen trabajos anteriores firmados por autores como Aurelio Pretel y Pedro Losa, que abordan el pasado nuestro pueblo.
Siempre he defendido que es fundamental conocer, para poder valorar. Nuestra historia y nuestro patrimonio nos hace únicos. En ningún otro lugar del mundo existe una iglesia como la de San Sebastián y la historia de Villapalacios es diferente a la de cualquier otro lugar, aunque de forma superficial puedan parecerse.Mi idea y mi compromiso es seguir trabajando para conocer mejor cómo era esta localidad en el pasado con el único objetivo de arrojar luz y que todos valoremos, queramos y nos sentíamos más orgullosos de Villapalacios y de todos los que vivieron antes que nosotros en este mismo lugar. Por eso he añadido al libro: Cuadernos de Historia de Villapalacios I. Habrá muchos más.
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José Ángel Montañés, Villapalacios, 19 de agosto de 20
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