Historia de Villapalacios. Temas
¿Son estas piedras parte del reloj del
concejo de Villapalacios que existía en 1594?

Los 19 fragmentos de la esfera recuperados en 2007 en el patio de la casa parroquial fueron reconstruidos en una pared de la vivienda por el sacerdote Florentino Andreu

 

 

Por José Ángel Montañés Bermúdez. Actualizado el 19 de noviembre de 2023

 

 

 

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El reloj reconstruido en 2007 por el sacerdote Florentino Andreu en la fachada posterior de la casa parroquial con las piedras halladas en el patio de esta casa situada en la Plaza Mayor. / FOTO JOSÉ ÁNGEL MONTAÑÉS

 

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ro En una de las paredes situadas en la fachada posterior de la casa parroquial de Villapalacios, dentro del enorme patio de esta vivienda situada en una de las esquinas de la Plaza Mayor, hay un reloj a unos tres metros del suelo. Se trata de un elemento cuadrangular de piedra calcárea rosácea de un metro cuadrado de tamaño aproximadamente. Allí está desde el año 2007, desde que el párroco Florentino Andreu (1), encontró unas piedras enterradas en este lugar y comprobó que se podían reconstruir, como si fueran un enorme puzle.

Como se puede ver en la fotografía, el reloj, reconstruido a partir de las 19 piedras localizadas, presenta dos circunferencias concéntricas que contienen la numeración romana de la cual aún se conservan casi todos los números (sólo han desaparecido totalmente los números VIII y X) y presenta la peculiaridad de tener escrito el 4 como IIII.

Desde el centro de los números salen unas líneas hacia el centro de la composición creando una especie de sectores circulares. Los números están separados por unas pequeñas señales triangulares que señalarían la mitad entre una hora y otra.

La parte central no se ha podido recuperar (o no se localizó en el momento en el que se tuvo constancia de que las piedras eran algo más que piedras), por lo que no podemos saber cómo era y si las líneas que salen de los números convergen en un punto común, como así parecen.

 

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Reconstrucción hipotética de cómo sería la esfera del reloj.

 

Destacan en las esquinas cuatro enormes formas geométricas a modo de flor de lis, de las cuales la inferior izquierda ha desaparecido casi por completo, el dibujo, que no la superficie en la que todavía se intuye, por lo que podemos hablar de un gran desgaste por su exposición a las inclemencias del tiempo.

No hemos localizado que este ‘reloj’ marcara las estaciones del año, ni que su autor pusiera su fecha de realización, como ocurre en muchos otros casos; algo que nos ayudaría a contextualizarlo.

No sabemos cuál debió ser su lugar de origen de esta esfera de reloj. Don Florentino aseguró que debían de llevar allí mucho tiempo, por estar enterradas bajo tierra. Sin embargo, es muy probable que, como ocurre con otros objetos encontrados en este patio, proviene de la iglesia que está situada justo en frente de la plaza. Entre ellos el escudo que se conserva en la fachada de la iglesia con los símbolos de los condes de paredes -quizá perteneciente a Juana Manrique de Lara, hija del III Conde de Paredes y mujer de Jerónimo de Aliaga-; un elemento que estuvo durante años en el mismo patio hasta que se colocó en este lugar tras su la reforma que finalizó en marzo de 1979.

 

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Escudo que se puede ver en la fachada de la iglesia de San Sebastián desde 1979, pero que permaneció durante muchos años en el patio de la casa parroquial, como puede verse en la foto de la derecha, realizada, precisamente, por Sebastián Panadero Cuartero, arquitecto responsable de los trabajos de restauración del templo, una imagen que se conserva en los fondos del Instituto de Estudios Albacetenses. / FOTO J. Á. M. / IAE

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¿Dónde estaba este reloj? ¿Existe alguna noticia de la existencia de este reloj y de quién lo pudo mandar construir? Son muchas las preguntas entorno a este elemento patrimonial de primer orden, muy poco conocido por los habitantes de Villapalacios.  

Cuando visitamos el patio con don Florentino Andreu, buscando conocer qué elementos se conservaban de la iglesia en este lugar, pensamos, tras ver por primera vez estas piedras, que estábamos ante un reloj de sol. Y ese es el sentido que le daba el sacerdote cuando las recompuso.

Pero pronto nos dimos cuenta de que no podía ser un reloj solar, ya estaba representada una esfera completa y el sol no puede hacer ese recorrido de 360 grados y el gnomon, el objeto alargado cuya sombra se proyecta en la superficie graduada para medir el paso del tiempo, no cumpliría su función.

Por lo tanto, debería de tratarse de un reloj que funcionara con un mecanismo mecánico.

Desde 1950 la localidad cuenta con un reloj tras ser adquirido por el Ayuntamiento y situarse en la torre del Ayuntamiento. Una historia que ya se ha explicado en otro lugar de esta web. En la actualidad puede verse a la entrada del Ayuntamiento, dentro de una urna y en su lugar se ha situado otro más moderno.

 

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La torre del reloj del Ayuntamiento de Villapalacios en 1950 y el reloj que se compró y se instaló entonces y que hoy puede verse a la entrada del edificio del Ayuntamiento. /FOTO SIN AUTOR CONOCIDO / J. Á. M.

 

Pero la esfera de piedra tuvo que pertenecer a otro artefacto que funcionó con anterioridad en la población. La pista de lo que podría ser la localizamos en un texto del siglo XVI, una pequeña referencia fechada el 1 de noviembre de 1594, hace 429 años.

El documento está recogido en el Libro de Actas I (1585-1612) en la que se conservan los acuerdos del concejo de Villapalacios, en manos, en ese momento de los Condes de Paredes, en concreto de Pedro Manrique de Lara, VIII Conde de Paredes. En el folio 68, puede leerse anotado al margen del acta de ese día:

El maestro de escuela Andrés García pide al concejo doce ducados por la enseñanza y ocho por tocar a queda y regir el reloj de la Villa.

Pero los regidores reunidos acordaron pagar mucho menos que lo que solicitaba: tres mil maravedís por enseñar a leer y dos mil por ocuparse del reloj. Y También se deja por escrito que “si no supiere regir el reloj y anduviere desacertado que no se le dé el salario y los maravedís”.

Por el texto se puede deducir varias cosas: que el maestro en ese momento tenía otros cometidos, además de enseñar las primeras letras a los niños y que en el segundo de los sueldos que pedía parece que están juntos el tocar las campanas y llevar el reloj, con lo que se podría pensar que las dos cosas estaban juntas. Y la más importante, que en la segunda mitad del siglo XVI en nuestro pueblo existía un reloj mecánico.

 

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Las piedras instaladas en la fachada posterior de la casa parroquial. / FOTO J. Á. MONTAÑÉS

 

Los relojes mecánicos se inventaron alrededor de 1300, pero no nacieron con fines domésticos, sino como relojes de torre, con un mecanismo movilizado por pesas. Se conocen por las fuentes numerosos reloj de torre en el siglo XVI, como los de Úbeda y Yecla. O, mucho más cerca, la famosa torre del Tardón (llamada en realidad Torre del Reloj de la Plaza de Abajo), una construcción civil que se levantó entre 1555 y 1568 con el indiscutible sello de Andrés de Vandelvira, en el desaparecido convento de Santo Domingo, con la finalidad de albergar el reloj municipal, obra del notable relojero de Alcaraz Bautista en el año 1567.

Alejandro Romero Pérez explica en la introducción de su artículo La torre del Concejo y el reloj oficial de la ciudad de Jaén. Una aproximación histórica que:

La organización y el funcionamiento de un grupo social se hace totalmente indispensable regirse por un horario. Cada hecho cotidiano está marcado por las horas, siendo uno de los actos básicos e imprescindibles la consulta de un reloj que permita controlar los horarios y las rutinas. En siglos pasados esta acción, tan habitual hoy, no era tan asequible para el ciudadano, surgiendo en las ciudades la necesidad de instalar un reloj oficial que permitiera, mediante el tañer de las campanas, dar a conocer a la población las horas del día, acontecimientos relevantes para la ciudad o la emergencia de un peligro. Se hacía necesaria la ubicación de estos dispositivos en lugares elevados para que sus avisos fuesen escuchados por parte de todo el núcleo poblacional. Los lugares más idóneos, por tanto, serían altas torres provistas de campanario. (3)

 

Las piedras estudiadas pudieron ser parte de este reloj público que sabemos existió en Villapalacios a finales del siglo XVI, aunque su emplazamiento pudo ser la torre de la iglesia, el lugar de mayor altitud de todo el pueblo hasta nuestros días por estar situado justo en el punto más alto de la localidad. Un reloj, que pese a estar en este edificio religioso, su mantenimiento y puesta al día estaba a cargo del concejo, como se ha visto por el documento de 1594.

Pero tras conocer estos datos, además de preguntarnos dónde estaría, si en la torre de la iglesia o en el edificio del ayuntamiento y por eso se encargaban de su control y mantenimiento los regidores, también estaría bien saber en qué momento fue arrancado de la pared donde estuvo alojado y cómo fue a parar a la casa del párroco.

Para terminar, aplaudimos el trabajo de recuperación realizado en 2007 por Florentino Andreu que devolvió a este montón de piedras un aspecto aproximado al que tuvo en su día y, de rebote, devolvió otro pedazo de historia a Villapalacios. Sin estas piedras y esa acción, no tendríamos constancia de su existencia.


REFERENCIAS:

(1).- Florentino Andreu Orozco ejerció como sacerdote en Villapalacios durante casi 19 años, entre 1994 y 2012. Falleció en la localidad de Balazote en octubre de 2020.

(2).- Archivo Municipal de Villapalacios. Acuerdos del concejo del día 1 de noviembre de 1594. Actas Capitulares I (1585-1612), fol. 68.

(3).- ROMERO PÉREZ, Alejandro (2021). La torre del Concejo y el reloj oficial de la ciudad de Jaén. Una aproximación histórica. Boletín del Instituto de Estudios Gienenses. Número 224, págs 239- 275.

 

 

 

 

 

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