Historia de Villapalacios. Documentos.
Parricidio múltiple en Villapalacios en 1879
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En la actualidad los medios se hacen eco de asesinatos y actos de violencia en general. Cada día nos desayunamos con desgracias que parecen superar a las del día anterior, en una especie de espiral sin fin, y casi los vivimos en directo, desde el momento en que explotan hasta su desenlace. Recientemente, en la cercana localidad de El Salobral, a las afueras de la ciudad de Albacete un asesinato tuvo en vilo a todo el país y llenó los informativos de televisión y escritos de toda España. Y así ha sido siempre.
Siendo un tema poco agradable, traemos a esta página un suceso luctuoso que, sin duda, tuvo que quedar en la memoria de la sociedad, no solo de Villapalacios, siendo que trascendió fuera del término municipal e incluso de la provincia: la muerte de seis personas, cinco asesinadas: una madre y sus cuatro hijos, y la sexta por efectos de la acción, a manos del propio marido y padre.
El hecho, que luego explicaremos, fue recogido en una publicación, una especie de libreto de apenas cuatro páginas como si se tratara de una especie de obrilla de teatro en la que se narran los principales hechos a modo de versos con cierta rima. El documento ha llegado a nuestras manos, de forma casual, tras facilitárnoslo José Vicente Pretel, que a su vez se lo ha proporcionado un familiar cercano suyo, no nacido en Villapalacios, pero al que también se lo proporcionaron de forma casual. ¡Dobles casualidades de la vida!
Un acontecimiento de esta magnitud tuvo que dejar un gran recuerdo en la localidad sin duda, pero, sorprendentemente, nadie en la localidad, actualmente, dice haber oído o conocido algo relacionado con estos hechos. Tampoco ha dejado ningún rastro donde podamos localizar y situarlo. El texto deja claro que los protagonistas de la historia son de Villapalacios y que los asesinatos pasaron aquí, lo que no precisa es cuándo.
Ni en los libros de entierros que están depositados en el Archivo Diocesano de Albacete y que se pueden consultar en internet; ni en el registro civil que se conservan en el mismo ayuntamiento de Villapalacios, hemos sido capaces de encontrar ningún dato de estos hechos, aunque seguimos en su búsqueda. El texto, por otra parte, aporta pistas de cuándo pudo ocurrir el suceso que llevó a alguien a ponerlo por escrito e imprimirlo en la Imprenta Moderna de Sánchez Guerrero, de la ciudad murciana de Cehegín.
Veamos qué datos aporta el texto:
- El parricida y autor de los asesinatos es Juan Oliveros no es conocido en la localidad. Su apellido tampoco existe ya que nadie se apellida así en la actualidad en Villapalacios.
- Los muertos fueron los cuatro hijos, la mujer de Oliveros y su cuñada. Sus edades. El mayor, de nombre Pantaleón, no la proporciona. Las hijas de nueve, siete y cuatro años de edad, respectivamente. La cuñada murió "por pena y sentimiento", tras explicar lo que allí se había vivido, tras escapar de la acción de su cuñado, refugiándose en el desván de la casa.
- Los hechos ocurrieron en días de fiestas mayores de la localidad, que sitúan el 15 de enero. No tenemos constancia de que esto haya ocurrido recientemente y no nos consta la vinculación de esta localidad con ninguno de los santos de ese día (San Mauro, San Malardo, San Probo, Santa Ita, San Juan Cabilita o ninguno de los otros diez que están vinculados con esa festividad), que justifiquen que las fiestas fueran ese día.
- El texto está escrito poco tiempo después de ocurrir los hechos, ya que en uno de los versos se asegura Eran las fiestas mayores el día 15 de enero del año que va corriendo.
- La intención de Oliveros y Caridad, la mujer con la que el parricida huyó era viajar a Cuba, con los mil y pico duros que tenía de haber vendido unas fincas y terrenos. Aunque en un momento dado se dice que son mil quinientos pesos.
- Los hecho ocurrieron de noche, entre las once y media y las doce de la madrugada: Serian las once y media y llamando con silencio ha salido a recibirlo el hijo mayor primero.
- El autor del texto no ahorra calificativos y narra que las muertes se produjeron a manos del marido y padre a golpe de azadón y hacha. E incluso en algún momento asegura no tener fuerzas para narrar la crudeza del acto.
- Según explica fueron unos mozos que salían de divertirse de la casa del consejo los que se percataron de los hechos y dieron la voz de alarma.
- Los que persiguen a Oliveros y su amante, son una pareja de civiles a caballo.
- A las cuatro horas lo localizaron y tras ver que lo perseguía la autoridad, sacó un revólver y se disparó a la cabeza. Tras fallecer fue enterrado en el monte, para que sirva de escarmiento.
- El tribunal, tras escuchar a su acompañante, Caridad, dispone de que en galera perpetua concluya para escarmiento.
Los datos nos permiten obtener alguna conclusión y nos sitúan estos desgraciados hechos: Al condenar a Caridad a la pena de "galera perpetua", no se la estaba enviando a "servir a remos en las galeras del rey", el castigo penal tradicional impuesto a los hombres delincuentes, sino que se le enviaba a alguna de las cárceles de mujeres que existían desde finales del siglo XVII, con el fin de aislar y retener a "las mujeres vagantes, ladronas, alcahuetas y otras semejantes”; unos establecimientos que se mantuvieron casi invariables hasta bien entrado el siglo XX y que sin duda eran tan temidas como los fueron los remos de los barcos originales de las galeras.
Se dice que fueron los civiles los que persiguieron a Oliveros y su acompañante por el monte. Eso hace que la historia no ocurriera más allá de 1844, año en el que fue fundada la Guardia Civil, el primer cuerpo de seguridad pública de ámbito nacional en España que creó el II Duque de Ahumada.
Por otro lado, la intención de Juan y Caridad era viajar a Cuba. Como todo el mundo sabe, la colonia americana fue dominio español hasta la guerra de Independencia que comenzó en febrero de 1895 y acabó con la rendición de los españoles en 1898. Pensamos que los hechos tuvieron que ocurrir antes del comienzo del conflicto en 1895 porque sino no hubieran puesto su mirada en esta tierra poco segura. En todo caso no es posterior al desenlace de este conflicto en 1898, porque sino allí ya no tendrían nada que hacer.
Como no tenemos constancia que en el siglo XX las fiestas locales no ocurrieran en otra fecha que en septiembre, como lo son ahora, pensamos que la fecha idónea de los hechos sean entre 1844 y 1900, aproximadamente. Reconocemos que son muchas las dudas y pocos las seguridades que tenemos sobre este caso que nos ha llegado impreso pero del que no sabíamos nada.
NUEVOS DATOS:
Internet, ya se ha dicho aquí varias veces, es un pozo sin fondo. Lo que no está un día pueda aparecer al siguiente. Es lo que ha ocurrido con estos hechos. De golpe, consultando una base de datos de prensa histórica, se localizó la publicación de estos trágicos acontecimientos, algo que confirma nuestros comentarios de que golpearon grandemente a la localidad. La publicación nos ha permitido fijar en el tiempo el terrible suceso y localizar la partida de defunción en los libros de entierros de la iglesia de San Sebastián que antes no se habían localizado. Pero vayamos por partes.
El parricidio se realizó en enero de 1879, por lo que nuestra dedución no era incorrecta. Así lo vemos en la nota que publicó el diario La Unión el 14 de febrero de ese año:
"En el pueblo de Villapalacios, partido judicial de Alcaraz, provincia de Albacete, y como a una legua escasa de la población, existe un pequeño número de cortijos, separados por cortas distancias. habitados por familias pobres, laboriosas y hasta ahora exentas de todo antecedente criminal: en uno de esos cortijos, quizá el más pobre, vivía un matrimonio con cuatro hijos, de diez y seis, trece, once y cinco años respectivamente, y esa familia ofrece hoy al mundo un ejemplo de perversidad espantosa.
Era la mañana del 6 del corriente cuando el jefe de esa familia, que faltaba de su casa hacía tres días, entró en la inmediata, de un pariente suyo, lamentándose de que al abrir su puerta se había visto sorprendido por el horrible espectáculo que ofrecían su mujer y sus hijos convertidos en cadáveres ensangrentados: alarmados, como es consiguiente, los vecinos, penetraron en el lugar de la catástrofe para presenciar lo que todavía consideraban superior a la realidad: en el portal del cortijo, junto a una pobre cama y cerca de un fuego casi extinguido, yacía el cadáver de una niñas de cinco años, hermoso como los ángeles y con los ojos brillantes como si estuviera llena de vida; un gran charco de sangre le servía de lecho mortuorio, y la simple vista acusaba una herida en el cuello que casi le separaba la cabeza del tronco.
En una habitación inmediata, y detrás de un arca grande, se encontraban también degollados, y heridos, al parecer por idéntica mano y con el mismo instrumentos, los cadáveres de un niño de once años y el de su hermana de 13 o 14; en la cámara correspondiente a las habitaciones de la planta baja, y cerca el uno del otro, se mostraban el cadáver de un joven de 16 años con cráneo destrozado por los repetidos golpes de un azadón que lleno de sangre había a su lado, y el de la madre, mujer robusta de 40 años de edad, que sin duda luchó desesperadamente hasta que, completamente destrozadas sus manos, recibió tan enormes heridas de navaja en el cuello que apenas de las vértebras quedo unida la cabeza con el cuerpo.
Se dice que no hay señales de violencia en las ventanas ni en las puertas del edificio, se añade que el asesino no temía gran cosa verse sorprendido, cuando tuvo la serenidad bastante para llenar un cacharro de agua y lavarse allí la sangre de que sus víctimas lo inundaron.
El juez de primera instancia del partido, constituido en el lugar del suceso apenas tuvo conocimiento de él, ha comenzado el sumario en averiguaciones del autor o autores de este crimen tan espantosos, disponiendo desde luego la detención del marido y padre respectivamente de las víctimas.
Recorte de prensa con la noticia del asesinato, en 1879.
La localización de la noticia ha permitido encontrar en los libros de defunción de Villapalacios el momento en el que se produjeron los entierros :
(Al margen): Remigia Belmudez muger de Jose Marqueño y Pantaleon, Maria Cruz, Buenaventura y Maria Engracia de José Maruqeño y Remigia Belmudez
En la parroquia de San Sebastián de Villapalacios, Arzobispado de Toledo y Provincia de Albacete a ocho de Febrero de mil ochocientos setenta y nueve. Como ecónomo de ella y en virtud de orden de este juzgado municipal, mande dar sepultura en el cementerio de esta Villa y en su mismo sitio a los cadáveres de Remigia Belmudez Segura, mujer que fue de Jose Marqueño, y sus hijos Pantaleon de quince años, Maria de la Cruz de once, Buenaventura de ocho y Maria Engracia de cinco, cuyos cinco fueron encontrados muertos en la tarde del dia seis del actual en la casa que habitaban en este término y a causa de heridas que les fueron inferidas a manos airadas segun certificacion de los facultativos que parcticaron la autopsia. Y para que conste lo firmo. Trinidad Martinez.
Registro del entierro de los asesinados en el libro de defunciones de Villapalacios.
COMENTARIO:
La crónica periodística, digna de figurar en páginas del famoso El Caso de épocas posteriores, incide en los detalles morbosos de cómo se produjeron los asesinatos y en lo goré de la situación. Pero sitúa la escena del crimen: en unos cortijos a las afueras de la localidad. Sin duda los cortijos de Cardos o los del Rio, las dos concentraciones mayores pertenecientes a Villapalacios.
TRANSCRIPCIÓN DEL TEXTO IMPRESO A MODO DE OBRILLA:
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