Luis Salazar y Castro, genealogista que vivió entre 1658 y 1734, es el autor de varias obras que resultan fundamentales para conocer la vida y los hechos que protagonizaron los miembros de la familia de los Manrique de Lara. La obra más destacada es, sin duda, la escrita entre 1694-1697: Historia Genealógica de la Casa de Lara, justificada con pruebas, obra en cuatro volúmenes donde con gran abundancia de detalles el autor relata la vida de los miembros de la familia Manrique de Lara, y establece la relación y filiación entre ellos. Destaca el cuarto volumen, lo que el autor llama las "pruebas": trascripción de documentos originales, que seguramente no habrían llegado a nosotros, y que el autor utiliza para probar todo lo que explica en los tres volúmenes primeros. El mismo autor escribió Los Comendadores de la Orden de Santiago, en dos volúmenes: Castilla y León, con la relación de todos los titulares de las encomiendas de esta Orden en el siglo XVI y XVII y sus datos más importantes. Hemos utilizado la edición realizada por la Biblioteca Nacional en 1949 a partir del original que allí se conserva. Estas dos obras serán la base de nuestro estudio sobre Rodrigo Manrique, comendador de Biedma, pues proporcionan la mayoría de los datos. También utilizaremos las Actas de Bautismos, Defunciones y Matrimonios de la Iglesia Parroquial de San Sebastián de Villapalacios, que forman parte de los fondos del Archivo Histórico Diocesano de Albacete.
Rodrigo Manrique, III Conde de Paredes, tuvo 32 hijos: 15 legítimos con sus dos mujeres, Isabel Fajardo y Ana Manrique, el resto, naturales. Uno de estos hijos, el tercero de su primer matrimonio, fue Rodrigo Manrique, la persona a la que se le dedicó la lápida conocida en Villapalacios como de "los condes de Paredes" aparecida en el cementerio y ahora depositada en el Aula de Cultura. Salazar y Castro dedica el Capítulo X, Libro X, del Volumen II, páginas 382-384 de su obra Historia Genealógica de..., a Rodrigo Manrique de Lara, Comendador de Biedma en la Orden de Santiago. También es el primer Comendador de la Encomienda de Biedma en la obra del mismo autor Los Comendadores de..., tal y como aparece en la versión de 1949, en el volumen I, páginas 49 y 50.
No sabemos la fecha del nacimiento de Rodrigo Manrique, pero sí que en el año 1526 ya tenía edad para seguir a la Corte, pues se menciona que su hermano mayor y heredero del Condado, Pedro Manrique, debe asistirle con 80.000 maravedís cada año "para su mantenimiento, y quitación de sus criados, y para ayuda de andar en la Corte". Esta presencia en la Corte será constante en su vida, ya que "sirvió toda su vida a Carlos V en la Corte y en la Milicia". En 1529 acompañó al rey a la ciudad de Bolonia donde Carlos I fue coronado por el papa Clemente VII como emperador. Según Prudencio de Sandoval, que escribió la obra Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V en 1634, el rey y la nobleza que lo acompañaba embarcaron en la ciudad de Barcelona el 28 de julio y llegaron a Génova el 12 de agosto desde donde se dirigieron a Bolonia donde entraron a "fin de octubre". La coronación no se produjo hasta febrero de 1530, por lo que podemos pensar que Rodrigo Manrique permanecería hasta esta fecha en Italia, pues Salazar y Castro afirma que "se hallò en todas las funciones de aquella jornada".
Carlos V con un perro, de Tiziano, 1532. Óleo sobre lienzo, 192x111 cm. Madrid. Museo Nacional del Prado.
En 1532 luchó contra los turcos que marchaban hacia Viena tras organizar el emperador Carlos un ejército en Alemania, a cuyo frente estaban sus mejores generales. Un pequeño contingente de tropas españolas participó en la defensa de la ciudad siendo nuestro Rodrigo Manrique "uno de los principales Cavalleros que tomaron la posta para hallarse con su Soberano en aquella gran faccion" según Salazar y Castro. Los turcos tuvieron que retirarse a la ciudad de Buda, aunque durante muchos años siguieron lanzando constantes ataques contra Hungría y Austria. Prudencio de Sandoval menciona a Rodrigo Manrique en la relación de "los que en Castilla y Aragón se pusieron en orden para hallarse en esta jornada sin ser llamados" y explica que "salieron con muchos allegados, y criados muy bien armados, y los mas dellos llegaron al campo del Emperador tan a tiempo, que si el Turco quisiera la batalla, se hallaran en ella, y hizieron conforme a las obligaciones que tenian, y al amor con que avian hecho tan larga, costosa y peligrosa jornada de su libre voluntad sin ser llamados, por servir a dios y a su Rey, que fue lo que siempre aquellos, de quien venian, hizieron" (Sandoval, tomo II, libro XXI, págs. 160 y 161).
Rodrigo Manrique también participó en la campaña norteafricana que partiendo de Barcelona y capitaneada por el propio emperador conquistó La Goleta y Túnez en julio de 1535, con el balance de millares de prisioneros cristianos liberados y el restablecimiento en el trono del aliado Muley Hassan que había sido expulsado por Barbarroja, que logró escapar y refugiarse en Argel donde continuaría la lucha. En esta ocasión Prudencio de Sandoval lo menciona expresamente como "Rodrigo Manrique, hijo del conde de Paredes" (Sandoval, tomo II, Lib. XXII, pág. 215).
La revista de las tropas en Barcelona. Tapiz de oro, plata, seda y lana realizado en Bruselas entre 1548 y 1554, 532x715 cm. Madrid, Palacio Real.
El tapiz recoge el momento anterior al embarque de las tropas dirigidas por el propio Carlos V desde el puerto de Barcelona hacia La Goleta y Túnez en 1535. Entre ellos, quizá alguno de los representados, Rodrigo Manrique.
Lápida de los Condes de Paredes perteneciente a Rodrigo Manrique, hijo del III Conde de Paredes del mismo nombre, en el lugar en que apareció del cementerio de Villapalacios.
El padre de Rodrigo Manrique quiso que lo sucediera en la Encomienda de Alhambra por lo que renunció a ella en 1535, pero Carlos V se la concedió a Luis de la Cueva, Capitán de la Guardia Española, "mirando quizà à no hacer hereditarios los bienes Eclesiasticos"y le concedió la Encomienda de Biedma el 4 enero de 1537. El 27 de marzo de 1541 Carlos V concedió una Cédula en Madrid por la que el rey autorizaba a arrendar los frutos de esta Encomienda.
Luis Salazar y Castro dice que "los descendientes deste Cavallero articularon en el pleyto de la Casa de Paredes, que tuvo el puesto de Camarero, ò Gentilhombre de la Cámara de Carlos V..." En la inscripción no se mencionan estos títulos, pero si el de 13 de la Orden de Santiago. Sin duda Rodrigo Manrique era Caballero de la Orden de Santiago, pues era condición fundamental pertenecer a una Orden para poder disfrutar de una Encomienda, tal y como se explica más abajo. Sin embargo, ponemos en duda que disfrutara del reconocimiento de '13' dentro de la Orden y Luís Salazar y Castro no lo mencione, como hace en otros casos.
Según aparece escrito en la lápida de los condes, estuvo casado con Catalina López de Zúñiga. Sin embargo, Salazar y Castro es contundente y no muestra dudas, sigamos al autor: "Los descendientes de D. Rodrigo pretendieron probar en el pleyto ultimo de la Casa de Paredes, que fue casado con Doña Catalina Lopez de Zuñiga, hija de Juan Lopez de Zuñiga, y de Catalina Lopez de Zuñiga su muger, y prima hermana, vecinos de Villa-Palacios; pero no lo consiguieron; y lo cierto es, que tuvo amistad con Catalina Lopez, muger limpia, natural de Villa-Palacios". En Los Comendadores de... también dice: "No fué casado este Comendador".
Este autor también nos dice que "de ella y de Don Rodrigo Manrique naciò unico Don Francisco Manrique de Lara". A continuación nos enumera sus títulos: "Cavallero de la Orden de Santiago, que fue Page, Cavallerizo, y Gentilhombre de la Casa de Felipe II y Factor y Veedor general de su Real Hacienda en el Perù". Estos títulos coinciden casi en su totalidad con los que nos refiere la inscripción de Villapalacios. En la inscripción aparecen también los títulos de 13 de la Santa Orden y comendador de Villafranca. De estos últimos nada nos dice el genealogista.
Algunos de los hechos en los que participó Francisco Manrique nos los proporciona, una vez más, Salazar y Castro. Por un lado escribe que "El año 1558 era Cavallerizo y Gentilhombre de la Casa de S.M. y hallandose en Bruselas à las exequias de Carlos V como los domesticos de la Casa Real, llevasen las insignias de los Reynos que dominò aquel gran Monarca, tocaron à D. Francisco las Armas del Reyno de Toledo". Por otro lado nos informa que "...Felipe II le hizo merced del Abito de Santiago, para cuyas pruebas presentò en el Consejo de las Ordenes su Genealogia que le dà los padres, y abuelos referidos (...) Diòsele titulo de Cavallero de la Orden de Santiago en el Bosque de Segovia a 23 de Octubre de 1575, insertando en èl la dispensacion de su Santidad, porque Catalina Lopez su madre era solo Christiana vieja pechera. En virtud del tomò el Abito, y despues passò al Perù con los puestos de Factor, y Veedor general de la hacienda Real, Proveedor, y Pagador general de las Armadas del Mar del Sur".
Salazar afirma que le visitaron los Virreyes, "por la gran estimación", "siendo assi que no se avia concedido aquella cortesia à ningun Cavallero". Sirviendo estos empleos falleció en Lima el Jueves 12 de Agosto de 1593. Menciona también el autor la inscripción que se colocó sobre su lápida ese mismo año, y destaca que "tiene muchos vicios": "En este sepulcro yace depositado el Ylustrissimo Señor D. Francisco Manrique de Lara Trece de la Orden de Santiago y Comendador de Villafranca y Bienvenida trece de la santa horden y comendador de Villafranca, hijo legitimo, y unico de los muy Magnificos Señores D. Rodrigo Manrique de Lara Trece de la Orden, y Comendador de Yeste, y Villa-Rubia, Menino, y Gentilhombre de la Camara del Señor Emperador Carlos V y de su muger Doña Catalina Lopez de Zúñiga". En la lápida de Francisco Manrique se insiste en que Catalina López era mujer de Rodrigo Manrique y se mencionan nuevos títulos.
Según Salazar y Castro en Historia Genealógica de... Rodrigo Manrique falleció en 1543 "de una herida en Villa-Palacios, y fue sepultado en la Capilla mayor de la Iglesia de S. Sebastián de aquella Villa. Lo qual avia ya sucedido a 1 de Mayó del dicho año, porque este dia se despacho titulo de su Encomienda à Luis Sarmiento de Mendoza". Sin embargo, en Los Comendadores de... el mismo autor tras coincidir en que murió de una herida recibida en Villapalacios y que yace en la Capilla mayor de la iglesia, nos dice: "Sus descendientes, en el pleito del condado de Paredes, le alargan la vida hasta el 1543, pero en realidad ya había ocurrido el 11 de noviembre de 1541 pues en esa fecha se halla una provisión de S.M. dada en Madrid para que se acudiese con la cama y vestidos de este Comendador a los hospitales de las tiendas y Villasirga". Rodrigo Manrique murió entre noviembre de 1541 y mayo de 1543 de forma fortuita.
De Catalina López dice que "yace debajo del Coro de la Iglesia de la misma Villa", pero no dice cuando murió. Dos actas de bautismo registradas en la Iglesia de San Sebastián de Villapalacios, fechadas en mayo y en agosto de 1553, mencionan a "la Señora Doña Cathalina Lopez de Zuñiga" en calidad de "comadre de capita" (madrina), por lo tanto diez años después de la muerte de Rodrigo Manrique, Catalina López seguía viva (Actas de Bautismo de Villapalacios, volumen I, 1548-1568, sin paginar).
Como hemos visto, Salazar y Castro dice que Rodrigo Manrique está enterrado en "la Capilla mayor de la iglesia de San Sebastian" y de Catalina López afirma que "yace debajo del Coro de la iglesia de la misma Villa". Disponemos del documento Razon de las sepolturas que ay en la Yglesia de Villa Palacios —relación detallada de las sepulturas que hay en el interior de la iglesia de Villapalacios— que aparece en el primer volumen de las Actas de Bautismo (1548-1568), en concreto las seis últimas páginas. Este documento que concluye con los precios de las sepulturas según el "orden" que ocupan, no está fechado y si bien está escrito con una hermosa letra que debería remontarnos al siglo XVIII, se puede datar a finales del siglo XVI o principios del siglo XVII.
En el encabezamiento del documento se afirma que "en toda la dicha yglesia ay diez y ocho ordenes de sepolturas de a cada quinze sepolturas, por la orden siguiente" (por lo tanto 270 sepulturas). A continuación se enumera "orden" por "orden" todas y cada una, mencionando incluso las sepulturas que están vacias: "En la primera orden que es la que va junto a las gradas de los altares. La octava sepoltura es del señor Don Rodrigo Manrrique hijo del conde de Paredes Don Rodrigo Manrique segundo deeste nombre". De Catalina López no dice nada pese a que tenemos ejemplos donde hay varias personas enterradas en la misma sepultura. En concreto, en la primera fila "la XIII sepoltura es de Christoval Lopez y de Mari Garcia su muger". Si leemos toda la relación encontramos en la "decima orden" que "la ultima de Catalina Lopez carpintera". Puede ser la Catalina Lopez de la inscripción o su madre, pues vimos que se llamaban igual. En el primero de los casos, la sepultura no coincidiría con lo que Salazar y Castro nos dice: "yace debajo el Coro de la Iglesia...", sin embargo, "en la XVIII orden", la última y por lo tanto bajo el coro, leemos que "la quarta de los hijos de Joan Lopez carpintero". Recordemos que el padre de Catalina Lopez se llamaba Juan Lopez: "hija de Juan Lopez de Zuñiga", y no cabe duda que "Catalina Lopez carpintera" y "Joan Lopez carpintero" tienen que tener relación, pues son los únicos nombres donde aparece este oficio.
Salazar y Castro afirma en dos ocasiones, que Catalina López y Rodrigo Manrique no estaban casados, y que sus descendientes no pudieron probarlo pese a que lo intentaron. En este sentido aporta un dato importante: Francisco Manrique, bisnieto de nuestro Rodrigo Manrique, puso demanda en diciembre de 1636 (casi cien años después de la muerte de Rodrigo) para poder disfrutar de la Casa de Paredes a la Condesa María Inés Manrique, "pretendiendo, que debía ser preferido à todos para la sucession, como visnieto legitimo de D. Rodrigo Manrique, hermano del IV Conde de Paredes". Pero sus opositores "redarguyessen de falsas las escrituras con que quiso probar la legitimidad de su linea", y justificaron con otras que "D. Francisco Manrique su abuelo, no fue hijo legítimo, sino natural, avido en Catalina Lopez su amiga, vezina de Villa-Palacios". El ser hijo de padre y madre solteros, el hecho que Rodrigo Manrique y Catalina López no estuvieran casados, marcó, sin duda, a todos sus descendientes de forma importante, incluso casi cien años después de la muerte de éstos.
Como ya apuntamos la inscripción no contiene ningún signo que nos permita conocer con exactitud la fecha en que se realizó. Sin embargo, podemos intentar establecer una fecha aproximada.
Sabemos que la inscripción no puede ser anterior a los años 1541 ó 1543, fechas entre las que hemos datado la muerte de Rodrigo Manrique, en Villapalacios, o siendo más precisos, no puede ser anterior a 1553 pues en este año Catalina López participó en varios bautizos como madrina y por lo tanto estaba viva.
El escudo que aparece en la parte inferior de la inscripción puede aportar también un apunte sobre el momento en que ésta pudo realizarse. Cada capítulo de la obra de Luis Salazar y Castro, Historia Genealógica de ..., está encabezado por el escudo que adoptaron los miembros de la familia Manrique de Lara y el de su cónyuge en el caso de estar casados. El capítulo de Rodrigo Manrique (aparte de proporcionar sólo un escudo, por lo tanto no lo reconoce como casado) está encabezado por el que se reproduce en el gráfico de abajo, a la derecha: en campo central dos calderas puestas en situación de palo, con siete cabezas de sierpes, cuatro salientes en los extremos de las calderas y tres dentro de las mismas. Bordura de nueve leones rampantes y nueve castillos colocados de forma alternativa). Este es el escudo de Rodrigo Manrique según aparece en la obra de Salazar y Castro. Sin embargo, éste no es el que aparece en la lápida, sino el que aparece representado a la izquiera del gráfico. El escudo de la lápida si corresponde con los que encabezan los capítulos dedicados a Enrique Manrique, VI Conde de Paredes (entre 1571 y 1583) y Pedro Manrique, VIII Conde de Paredes (entre 1583 y 1625). Ningún componente de los Manrique de Lara utiliza este escudo con anterioridad.
Esto nos permite pensar, aunque no podemos afirmarlo rotundamente, que la lápida se realizó con posterioridad a la muerte de Rodrigo Manrique, en un momento que pudo coincidir con el gobierno del VI o del VIII Conde de Paredes, por lo que se colocó al hacer la inscripción el escudo del conde del momento y no el del difunto. Si aceptamos esta teoría, la lápida no fue hecha, como mínimo, hasta 1571, y por lo tanto, unos 30 años después de la muerte de Rodrigo Manrique.
¿Es la inscripción de la lápida una prueba más para probar la legitimidad de los descendientes? No podemos afirmar nada al respecto que no sea mera especulación, pero es probable que así sea. Rodrigo Manrique era hijo de un Conde y persona muy vinculada a la Corte de Carlos V que había participado con el emperador en numerosos hechos importantes de la época. Catalina López era tan sólo "Christiana vieja pechera". Esto pudo condicionar que, pese a ser padres de un hijo y que en Villapalacios Catalina López, donde había nacido, gozara de cierto reconocimiento, no prosperara el matrimonio. Es probable también, que la muerte prematura de Rodrigo Manrique, "falleció de una herida en Villapalacios", no lo permitiera.
Luis Salazar y Castro, como vimos, afirma que los descendientes intentaron probar que estaban casados, pero no nos dice nada del tipo de pruebas que presentaron. Quizá la realización en piedra de una inscripción donde aparecieran juntos Rodrigo y Catalina, e incluso el que fueran enterrados juntos bajo ella con posterioridad a la fecha de sus muertes, pudo ser utilizado como instrumento para poder aspirar al reconocimiento en general dentro de la familia o, como en el caso del bisnieto Francisco Manrique, poder reclamar para sí la sucesión en la cabeza del condado.
A la izquierda, escudo que aparece representado en la lápida.
En el centro, escudo actual de Villapalacios.
A la derecha, el perteneciente a Rodrigo Manrique, hijo del III Conde de Paredes.
EL APUNTE
Salazar y Castro dedica capítulos en su obra Historia Genealógica de la Casa de Lara, justificada con pruebas a 3 de los 32 hijos del Conde (aunque sólo proporciona datos y nombre de 28 de ellos): a Pedro Manrique (IV Conde de Paredes, Señor de Bienservida, Riópar, Cotillas, Villapalacios y Villaverde, Caballero de la Orden de Santiago), a Rafael Manrique, (I Conde de Burgo-Labeçar, Señor de Villaverde, Caballero de la Orden de Santiago, Gobernador y Castellano de Cremona) y a Rodrigo Manrique (Comendador de Biedma en la Orden de Santiago). Del resto hace pequeñas reseñas o tan sólo una mención dentro del capítulo de su padre el III Conde.
LA ENCOMIENDA
La Encomienda es la parte de territorio jurisdiccional de las Ordenes Militares, encomendada por el Maestre y luego por el Rey, a un Caballero con el título de Comendador, con todas sus personas, tierras, derechos, bienes y rentas de todo género. La Encomienda era como un Señorío, y constituyeron por su importancia estratégica primero, para su defensa y conservación, y luego para su gobierno y tenencia, una de las más altas y preciadas dignidades de las Ordenes Militares.
Los Comendadores representaban la autoridad del Maestre en su territorio. La Orden de Santiago tenía ochenta y cuatro encomiendas repartidas en Castilla, León, Aragón y Sicilia. La de Calatrava, cincuenta y cuatro y la de Alcántara, treinta y ocho. Comendador era el Caballero de la Orden investido por el Maestre de esta alta dignidad. En un principio se les encomendaban los bastimentos, el vestuario, las enfermerías, la guardia de los privilegios, etc. Más tarde el Maestre les fue dando los castillos y fortalezas que iban conquistando en la Reconquista, encargándose de su conservación, guarda y defensa. Una vez instituidos estaban obligados a reparar las casas de sus Encomiendas, debiendo acrecentar y añadir algunos bienes, so pena de perderla, no podían disfrutar dos a la vez, tenían que residir en sus castillos y fortalezas, sobre todo en los fronterizos, y no podían ausentarse, sin licencia del Maestre. En 1560 se determinó que residiesen en ella al menos cuatro meses cada año. En 1653 se ordenó que el que recibía Encomienda tenía que profesar en la Orden, aunque tuviera hábito de otra, que tenía que dejar. Cuando moría un Comendador, la taza y la mula eran para el Maestre, el caballo y las armas para el Comendador Mayor, y la cama para los hospitales de la Orden. De Los Comendadores de la Orden de Santiago, de L. Salazar y Castro.
BIEDMA
Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar define Biedma como: "despoblado de la provincia de Toledo, partido judicial de Ocaña, situado a 66 km de la capital en el término de Villarrubia de Santiago. Situado en las inmediaciones de la acequia real que conduce el agua del Tajo para regar la vega de Colmenar. Tiene una buena casa de labor, y otras más pequeñas para los pastores, y un hermoso coto de álamos negros y blancos. Confina con Noblejas y las encomiendas de Vitoria y la Serna. Fue un terreno de la Encomienda de la Orden de Santiago y siendo su poseedor Don Gaspar de Goicoechea en 1815 se concedió privilegio para abrir varios boquillones en la acequia con el fin de darle riego, lo cual lo ha hecho más productivo. Riqueza calculada en 214,552 reales".