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Historia de Villapalacios. Documentos.
Carros, galeras y tartanas en Villapalacios (1941- 1955).
Número y propietarios, las medidas tomadas para evitar los destrozos de sus llantas de hierro y cómo uno de estos vehículos busca una segunda oportunidad

 

Por José Ángel Montañés, 1 de junio de 2022

 

 

 

carrosUn carro (i) con dos ruedas y una galera (d), con cuatro, dos pequeñas delante y dos grandes, detrás, fotografiados en Campo de Criptana el primero en 1956 y la otra en una localidad castellano manchega en esos años. / MICHAEL WOLGENSINGER (CENTRO DE ESTUDIOS DE CASTILLA-LA MANCHA (UCLM) / DESCONOCIDO.

 

s Ver también: 548 mulos, burros y caballos en Villapalacios en 1955. Y ahora... solo ocho, publicado el 18 de agosto de 2021 en esta página

 

s Una de las formas de saber cómo han cambiado nuestros pueblos es ver que vehículos circulaban por sus calles. Hasta la aparición en los años sesenta del siglo pasado de los primeros coches, camiones y motos (a excepción del vehículo que creó Joaquín Quijano López en 1926 que se paseó, después de venir desde Barcelona al pueblo, por las calles de Villapalacios unos años) eran los carros, las galeras y las tartanas los que circulaban por sus calles y caminos y eran fundamentales en las actividades agrícolas antes de la industrialización del campo.

Hasta hace poco la imagen de nuestros mayores detrás, delante o subidos a lomos de un burro, mula o caballo, o conduciendo un carro o galera era lo más normal del mundo. Ahora todo eso es una excepción.

Varios listados recogidos bajo el título Relación de vehículos de tracción animal existentes en el término municipal, conservados en el Archivo Municipal de Villapalacios, proporcionan el número de carros, galeras (carruaje de alrededor de tres metros de largo por dos de ancho, cuatro ruedas, dos pequeñas delante y dos grandes detrás, usado para transportar mercancías y capacidad para más de seis personas) y tartanas (carruaje de dos ruedas cubierto siempre, que se utilizaban para el transporte de pasajeros) que había entre los años 1941 y 1953; el número de animales que se empleaban para tirar; el nombre de sus propietarios y algunas de sus características, como el grosor de sus ruedas de madera forradas por llantas de hierro, de entre tres y cinco y seis centímetros. También la dirección donde vivía el dueño y el uso que se le daba, sobre todo agrícola, pero también para transporte. (1)

 

 

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Listados con los propietarios y tipos de carros, galeras y tartanas en Villapalacios, entre 1941 y 1955. / FOTO J. Á. MONTAÑÉS

(Para ver el nombre de todos los propietarios, clica encima de las imágenes para ampliarlas)

 

En el primero de los listados, de 1941, se relacionan 17 propietarios de carros. Todos son de dos ruedas (la mayoría, como decíamos, de 5 centímetros de anchura de las llantas). En 15 de los 17 la tracción de sangre la ejercen dos animales (no se especifica si son caballos, mulas o burras), y en solo dos, se habla de un solo animal. El uso que se les daba era también agrícola en todos los casos, excepto en tres de ellos que se especifica que es para “transporte”, entendemos que de personas.

En todo caso, hay que destacar que la única dueña que aparece en dos ocasiones es Josefa Resta Martínez (es también la única mujer), que vive en la calle Calvo Sotelo (hoy Ojeado); entendemos que por haber enviudado de su marido Salustiano Pajares.

Tres años más tarde, en 1944, los propietarios son 13, cuatro menos que en la primera relación. Todo son carros de dos ruedas, con llantas de cinco centímetros de anchura y 11 de ellos tirados por dos animales, uno de ellos por una sola bestia, mulo o burro,y la última por tres, que es propiedad de Cipriano Sabina Martínez, que vive en la calle de la Plaza. En esta relación ya no aparece Josefa Resta, pero si su hijo Sisenando Pajares Resta como el propietario de los dos carros. Si vemos la presencia de otra mujer, Maria Quijano Coronado, de la calle Palacio, como propietaria de uno de los carros.

 

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Juan Tomás Medina Calderón, de espaldas, aventando el grano junto a un carro en una era de Villapalacios. La foto la publicó su hija, Ernestina Medina Algaba, en el grupo de Facebook de El Hoyón al Hueco y del Ciento a Matacenillas el 13 de diciembre de 2019. Según explicó, la fotografía la hizo en 1964 Jorge, un sobrino de la maestra doña Enriqueta. Es una de las pocas imágenes que se conocen de carros en Villapalacios.

 

En 1948 la lista de dueños de carros se amplía a 22, todos de dos ruedas. En la relación aparece uno de ellos (el de José López Muñoz, de la calle de la Yedra) que tiene cuatro centímetros la llanta, pero cuatro de ellos tienen ya las llantas de seis centímetros, con lo que da idea de que los carros son más grandes y con mayor capacidad para transportar más peso. Son los de José Eugenio González Molina (calle Ancha, hoy Isaac Peral); Rogelio Linares Montano (calle Yedra, hoy Ramón y Cajal); el de José Molinos Ferrer (calle José Antonio, hoy avenida de la Constitución) y el de Victoriano Montañés López (calle Ramon y Cajal).

En la relación de este año destaca que aumentan los carros con un solo animal. Del total, 14 son con dos bestias, pero aparecen nueve tirados por un sol animal. Se mantiene María Quijano como dueña de uno de ellos y vuelve a aparecer Josefa Resta Martínez al frente de los dos carros familiares empadronados en la calle Calvo Sotelo. Pero no su hijo Sisenando, que fue elegido alcalde de Villapalacios el 17 de mayo de 1946.

Pero la eclosión de estos medios de transporte y acarreo de productos del campo se vivió a partir de los años cincuenta. En la relación de los años 1952 y 1955 se pueden contar hasta 32 carros, 13 galeras y 1 tartana: un total de 46 unidades.

En este caso sigue habiendo anchuras de las llantas de tres a seis centímetros, aunque predominan las de cinco centímetros.

El número de animales que arrastraban estos vehículos sin motor se reparte de forma igualitaria entre los que emplean a uno y dos animales.

 

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Una calle de Campo de Criptana (Ciudad Real) con vecinos trabajando con trigo junto a un carro, en una imagen del suizo Michael Wolgensinger realiza en el viaja a España de 1956 / CENTRO DE ESTUDIOS CASTILLA-LA MANCHA (UCLM).

 

Recordemos que a finales de los años cuarenta, en concreto en 1948, se alcanza en Villapalacios la cifra más alta de población, tras el boom vivido en ese momento: 2.889 habitantes. De esos mismos años, 1955, es la relación que habla de la presencia en el pueblo de un total de 548 caballerías: 257 burros y 291 mulos y caballos repartidos entre 281 dueños. (2)

Del listado de 1952 son muchos los dueños que tienen dos carros y el número de mujeres que figuran como titulares aumenta hasta cinco: Maria Quijano Colorado y Josefa Resta Martínez, que ya aparecían, pero también: Josefa López Cuerda, Anselma Losa Marqueño y Beatriz Polo Flores.

Los propietarios de las galeras son Gabriel Quijano Resta, Gregorio Resta Resta, Sabina Martínez Cipriano, Beatriz Polo Flores, Miguel Vico Martínez, Rafael Rodríguez Camacho, Honorato García Rodríguez y Silvino Resta Moreno. El dueño de la tartana: Isidoro Manchón Martínez, que sin duda la usaría para pasear, no para labores del campo.

En el listado de burros, caballos y mulos de 1955 aparece una relación, escueta y sin detalles, de los propietarios de 34 carruajes que pertenecen a 31 dueños diferentes (solo en tres casos una persona posee dos carruajes). (3)

No conocemos listados de años posteriores, pero sin duda su número siguió creciendo, por lo que tanto animal y el trajín de los carros y galeras por las calles de Villapalacios generaron quebraderos de cabeza a los responsables del Ayuntamiento, que acabaron dictando ordenanzas para regularlo, como veremos más adelante.

 

 

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Gráficos donde se explican los arreos para un carro de varas (a la izquierda) y de cada una de las mulas de la yunta para el tiro de una galera (a la derecha). Los gráficos se reproducen con permiso de José Flores Sánchez-Alarcos, autor de un excelente blog sobre Campo de Criptana, su pasado y tradiciones, al que le agradezco desde aquí su amabilidad.

 

 

Mientras las calles eran de tierra y su número estaba controlado, no pasó nada, pero cuando crecieron el número de vehículos y las calles empezaron a arreglarse el Ayuntamiento tomó medidas para evitar que el paso de los carros y, sobre todo, las llantas de hierro que protegían las ruedas destrozaran los empedrados y los primeros asfaltados.

El 30 de abril de 1963 el problema era tal que se busca remediarlo con “medidas más eficaces para evitar estos desperfectos”. Y para ello no hay otra que “limitar el uso y circulación de los vehículos por medio de la puesta en vigor de una ordenanza con finalidad no fiscal”, por medio de una “ordenanza para evitar la circulación de carruajes con llantas metálicas, tanto por las colles como por los caminos ya que hemos de procurar que los esfuerzos que viene realizando el Ayuntamiento para pavimentar las calles sea lo más duradero posible y lo mismo ocurre con la reparación de caminos que este año ha emprendido la Hermandad de Labradores”. (4)

Tampoco se salvarían los que “sobre las ruedas hayan fijado aros de cualquier materia no neumática con la que se pretenda desvirtuar su verdadera naturaleza”.

El 4 de junio de 1963 se crea una ordenanza sobre carros. Porque, escriben los concejales y el alcalde Robustiano Rodríguez Resta, “son evidentes los rápidos y graves desperfectos que causan los vehículos provistos con rueda de llanta metálica en el pavimento de toda clase de vías públicas, originando un sensible perjuicio que repercuta directamente en contra de los intereses generales de la colectividad municipal a cambio del relativo y dudose beneficio de una minoría, a la que no puede subordinarse el bienestar general”.

 

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Un hombre y su hijo acarreando leña en un carro tirado por dos en Málaga el Fresno, Guadalajara, en los años veinte.
/ PORTAL DE CULTURA DE CASTILLA-LA MANCHA

 

Según ellos, “el Ayuntamiento no posee medios legales con la suficiente fuerza coercitiva para impedir el uso de tales vehículos y con el fin de por lo menos limitarlo resulta imprescindible recurrir a la facultad concedida por el artículo 473 de la Ley de Régimen Local y a su amparo, establecer un arbitrio con fin no fiscal que, de acuerdo con los dispuesto en los artículos 47 y siguientes del Reglamento de Haciendas Locales no tendrá otra finalidad que la ya apuntada de tener o suprimir o cuando menos paliar el uso de los vehículos provistos con ruedas de llanta metálica, en razón de los perjuicios que causan al bien común mediante los desperfectos que ocasionan en el pavimiento de las vías públicas”.

Todos votan por unanimidad sacar adelante la nueva ordenanza.

El el Boletín Oficial de Albacete del 24 de abril de 1964 se da público conocimiento de "los padrones y listas cobratorias" de Villapalacios "por tenencia de perros", "del derecho a tránsito de ganados por vías municipales" y de la "tasa de rodaje y por la utilización de vehículos provistos de llanta metálica", correspondiente al año actual y que el Ayuntamiento había acordado el día 17. Se hacía público con la idea de que todo el mundo que quiera hacer una reclamación la hiciera. Transcurrido un plazo se procederá, dice el texto, al cobro "de tales arbitrios dentro de los treinta días siguientes en período voluntario", por lo que la medida, al final, tenía, pese a lo que se dijo un valor fiscal.

Poco después, el 22 de octubre de 1966 los problemas ya eran otros: los vehículos a motor que empezaban a circular por las calles de la localidad. Por eso se crea un ordenanza municipal estableciendo una tasa para los vehículos de tracción mecánica. (5)

 

 

 

s La galera de Medardo Moreno, superviviente de una época

galera_medardoDos imágenes de la galera de Medardo Moreno Fernández, de 1953 y documentada en el registro de animales y carruajes de 1955, en el lugar donde sus hijos la han conservado todos estos años. / FOTO DE GREGORIO MORENO ABRIL

 

La casualidad ha querido que, mientras preparaba este tema, los propietarios de una de estas galeras que recorrieron los campos y las calles de Villapalacios, se pusieran en contacto con nosotros para explicar su iniciativa: cederla o donarla al Ayuntamiento de Villapalacios para que forme parte de un futuro museo etnológico de la localidad, del que sería, sin duda, una de sus piezas más destacadas.

Se trata de Gregorio Moreno Abril que, junto a su hermana Juana María, conservan, y han cuidado con mimo desde hace más de 50 años, una de estas galeras que fue propiedad de su padre, Medardo Moreno Fernández.

Este carruaje de cuatro ruedas, dos pequeñas delante, y dos más grandes, detrás, de unos tres metros de largo por casi dos de ancho y en perfecto estado de conservación, han sabido recientemente que la construyeron en 1953 Ignacio y Ramón Medina mientras trabajaban en Villanueva de la Fuente, por lo que es una superviviente del pasado reciente de Villapalacios. El carruaje de Medardo aparece en la lista de 1955 de caballerías, en la que se dice que vive en la calle Ramón y Cajal y era propietario de dos animales, no sabemos si mulos o burros. (6)

La galera, que conserva perfectamente los costadillos para contener la mies, las borriquillas y el balancín para unir el carruaje al animal, el asiento del conductor, las zapatas de freno y todo el mecanismo que le permite girar de dirección, ha estado estos años guardada en una vivienda de la familia.

El pasado 15 de mayo Gregorio Moreno escribió una carta que ha entregado en el Ayuntamiento en la que recordaba el espíritu didáctico que ha presidido a él y su hermana, ambos maestros y que “desearíamos proyectar hacia el futuro con la creación de este museo que recuerde a nuestros nietos y a las generaciones futuras, el modo de vida de nuestros antepasados”, dicen en su carta. (7)

También que visibilizar la galera serviría como “reconocimiento al trabajo y al sacrificio desarrollado por nuestros padres que, con su esfuerzo y dedicación al cultivo y al sacrificio de nuestras tierras, consiguieron criar a sus hijos y costearles los estudios para que gozasen de una vida menos sacrificada. Esta galera simboliza aquella época en la que nos servíamos de ella para acarrear la mies desde los campos hasta la era, transportar el grano o encerrar la paja”.

Gracias por la iniciativa Gregorio y Juana María y esperemos que la futura creación de un museo etnológico en la localidad sirva para explicar el uso de este carruaje y de muchos otros objetos desaparecidos de la vida cotidiana de los villapalacenses, además de para conocer (y recuperar) la apasionante historia de nuestros familiares y antepasados.

 

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Gráficos de una galera y un carro de varas.

 

 

s REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

(1). Relación de vehículos de tracción animal existentes en este término, 1941-1953, Archivo Municipal de Villapalacios.

(2). Padrón de propietarios de caballerías y vehículos de tracción animal y mecánica. 20 de julio de 1955. Archivo Municipal de Villapalacios.

(3). Ordenanza sobre el uso de vehículos con llanta metálica, 30 de abril de 1963, Actas municipales de Villapalacios, 1961-1966, p. 36v., Archivo Municipal de Villapalacios.

(4). Ordenanza sobre carros, 4 de junio de 1963, Actas municipales de Villapalacios, 1961-1966, p. 42, Archivo Municipal de Villapalacios.

(5). Acta de la sesión ordinaria del Ayuntamiento de Villapalacios, 22 de octubre de 1966, Actas del Ayuntamiento de Villapalacios 1966-1970, p. 2, Archivo Municipal de Villapalacios.

(6). Padrón de propietarios de caballerías y vehículos…, 1955.

(7). Carta de Juana María y Gregorio Moreno Abril ofreciendo al Ayuntamiento de Villapalacios en cesión o donación la galera de 1953 de su padre Medardo Moreno, 15 de mayo de 2022.

 

 

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